sábado, 18 de febrero de 2012

El aplausómetro...

El aplausómetro, una especie de sonómetro que registra el nivel de ruido, sin saber de carnaval hubiese dado como hoy el mismo resultado que este jurado. Con la ventaja de que no hay que darle de cenar...

Sí, ya lo había comentado en otro mensaje anterior y había insinuado que me daba la impresión que los cortes venían determinados por algo tan básico como valorar la reacción del público: aplausos de cortesía, ovación, ovación en pie, ovación en pie con coros que reproducen el nombre de la modalidad, ovación en pie con coros que reproducen el nombre de la modalidad y gritos de "campeones" al final, ovación en pie con coros que reproducen el nombre de la modalidad y gritos de "campeones" pero al final ya de la presentación...

La reacción del público -que no del respetable- ha mediatizado, en mi opinión, la puntuación del jurado. Ha sido la reacción -justa o injusta, proporcionada o no- del público, con independencia de la calidad de lo que se estaba viendo, lo que parece que haya marcado el fallo del jurado. Si en un pase pinchabas con el público, da igual que hubieses expuesto lo mejor del repertorio... pinchazo. Si hacías un mal pase pero "tu" público no te fallaba, a la vista está que el jurado tampoco lo ha hecho... Naturalmente lo que provoca esto en el público -o mejor dicho en los seguidores de tal o cual agrupación- es comportamientos cada vez más fanáticos.

Imagino que no es necesario que ponga ejemplos de todo ello, que los señores chuflas y nuestros lectores son lo suficientemente críticos, pero así es. Sólo hay un caso donde público y jurado no han ido al mismo paso: el de "Mejor no salgo", pero creo que aquí la polémica del tipo ha tenido mucho peso en la decisión de no pasarlos a la final a pesar de las reacciones del público. El precedente sería terrible. Igual que el año anterior todos alabamos la originalidad de aquel modo de hacer cuplés y eso fue una valor determinante, no podíamos hacer lo mismo con este tipo. Donde las dan las tomán.

Desde luego este sistema tiene una gran virtud: es el que menos polémica suele crear con el fallo del jurado. Es la justificación perfecta porque la decisión está delegada en el público. "Crucifícalo, crucifícalo" pues ea, ahí tenéis a Barrabás...

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