El espíritu de las normas...

Ante todo he de decir que a mí la chirigota de Juancal-lo me gustó. Después de una presentación algo decepcionante (pienso sinceramente que en una tarde yo hubiese defendido mejor esa música de "Los ángeles caídos"); pues después, decía, escuché magníficos pasodobles, buenos cuplés, un gran estribillo y un popurrit que ha sido el único desde el comienzo del concurso que ha aflojado una carcajada (al principio, en lo de "y ahora el mundo está empessando hasserme ajín...", lo sé, soy así de simple...).

Lo que ocurrió después, no por esperado, me ha dejado de sorprender. ¿Cómo le pueden sancionar con el 50% de los puntos en el estribillo?. Conozco perfectamente el artículo de referencia, pero la verdad, esperaba algo más de sentido común en el jurado oficial. El espíritu de la norma es, evidentemente, sancionar el plagio tanto de letra como de música. ¿Le sancionarán por haberse "plagiado" a sí mismo?. Es absurdo. Además, con la peculiar filosofía de esta chirigota, utilizar su propia música en el estribillo está más que justificada para hacer patente la transformación de aquellos hippies, y más cuando aquel estribillo se convirtió casi en un himno para el pueblo.

Flexibilidad y capacidad para interpretar el espíritu de una Ley o un Reglamento es lo mínimo que se debe exigir a los responsables de impartir justicia, y si no, dejemos que lo imparta un ordenador: será más rápido, tendrá menos margen de error y, además, no habrá que convidarlo a gambas blancas y jamón de bellota...